(Acertijo en seis décimas)
Francisco José Briz Hidalgo
En un pueblo de Castilla
tres de la misma familia:
el marido de la Emilia,
el hijo que fue a Sevilla
y su nieta Teresilla,
platicaban de sus cosas
mientras podaban las rosas
de su florido jardín
y en un tiesto del jazmín
volaban las mariposas.
El abuelo hizo un gesto,
puso cara de cansado
y un poco preocupado
preguntó, su hijo, presto:
- ¿Es que pesa mucho el tiesto?
- Me ha dado un poco de flato
porque me aprieta el zapato,
voy a entrar en la casa,
seguro que se me pasa
en cuanto me siente un rato.
La nieta miró hacia el cielo,
y con cara de tristeza,
a su padre con tibieza,
preguntó con desconsuelo:
- ¿Es muy mayor el abuelo?
- Como tú eres muy lista,
y en álgebra una artista,
para que saques la cuenta
de lo que a tí te atormenta
te voy a dar una pista.
Ciento ocho es el total
de todas nuestras edades,
si sumas sus cantidades.
Y en el momento actual,
ocurre algo especial:
si tu edad se triplica,
o por tres se multiplica
es mi edad el resultado.
Con los datos que te he dado
la respuesta especifica.
La inteligente Teresa
no tuvo ningún problema
en resolver el dilema.
Si a usted, lector, le interesa
presentar en esta mesa
la solución del relato
necesitará otro dato
para poder calcular
la edad de cada cual
y no pensar mucho rato.
Cuando el padre de Teresa
en edad doble a su hija,
sin que nadie me corrija,
les diré que ahora interesa
la nueva cifra que expresa
la suma de sus edades,
por darles facilidades:
es ciento cuarenta y cinco.
Con paciencia y con ahínco
calculen las cantidades.