El sultán Al-Nāsir Salāh ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb (1138-1193), más conocido como Saladino, unificó política y religiosamente Oriente Próximo y combatió contra los cristianos cruzados conquistando Jerusalén, lo que provocó la Tercera Cruzada liderada por Ricardo I de Inglaterra, conocido como Ricardo Corazón de León.
Como Saladino necesitaba dinero para continuar la lucha contra los cruzados, hizo llamar a un rico judío para confiscarle parte de su fortuna.
Saladino quiso darle una oportunidad al judío y le propuso un acertijo. Le preguntó cuál era la mejor fe. Si el judío contestaba: la judía, estaría menospreciando la fe del sultán. Si decía: la musulmana, estaría cometiendo apostasía. En ambos casos, tan solo un pretexto para confiscarle los bienes.
El judío contestó:
- Excelencia, había un padre que tenía tres hijos y un anillo adornado con una piedra preciosa, la mejor del mundo. Los tres hijos le pedían al padre que les dejara la sortija al morir, y el padre para contentar a todos, llamó a un buen orfebre y le dijo: «Hacedme dos anillos semejantes a éste y colocadle a cada uno una piedra parecida a ésta». El orfebre hizo los anillos tan parecidos que nadie, excepto el padre, podía distinguir el verdadero de los falsos. Llamó a sus hijos, de uno en uno, y les dio uno de los anillos exigiéndoles que guardaran el secreto para que sus hermanos no se enfadaran. Todos creyeron recibir el anillo verdadero. Excelencia, esta es la historia de las tres religiones. El Padre que las ha entregado sabe cuál es la mejor y cada uno de sus hijos, es decir nosotros, creemos que tenemos la buena.
Saladino quedó tan maravillado por la respuesta que dejó que el judío se marchara sin pedirle nada.