Se necesita una baraja de cartas. Se quita una carta de la baraja (la mona) sin que nadie la vea y se esconde. Se reparten todas las cartas restantes entre todos los jugadores.
Las cartas que sean pareja (dos con dos, cinco con cinco, etc.) se dejan encima de la mesa.
Los jugadores se van cambiando las cartas por turno, cogiendo una carta al de al lado, y siguen deshaciéndose de las que forman pareja.
El jugador que se queda con la carta que no tiene pareja (la mona) pierde el juego.
Puede jugarse a cualquier edad. Este juego es útil para que los niños más pequeños aprendan los números y a relacionarse con otros niños.