Gerardo Alegría Bazán
Ha llegado la vejez
con afán de destruirme
pero yo me he puesto firme
y contra ella lucharé.
El pasado que se fue
sacó ida sin regreso
y no conforme con eso,
se llevó mi juventud
dejándome sin salud,
fea, vieja y con sobrepeso.
Pero creo que estoy sana,
no soy persona achacosa,
tengo venas varicosas
y un tobillo se me inflama.
A veces cojo la cama
porque me duele un riñón,
me palpita el corazón,
tengo dolor en los huesos...
y a pesar de todo eso
¡me siento como un cañón!
Todos tenemos problemas
aunque piensen lo contrario,
Los juanetes y los callos
me ponen en un dilema;
cuando tengo alguna pena
siento una gran opresión
que me empieza en el pulmón
y me llega hasta los sesos.
Y a pesar de todo eso,
¡me siento como un cañón!
Yo soy de buena madera
y lo voy a demostrar
aunque luego al caminar
me moleste la cadera;
para caminar afuera
yo necesito un bastón,
evitando un resbalón
o en la calle algun tropiezo.
Y a pesar de todo eso
¡me siento como un cañón!
Tengo en un brazo bursitis,
dolor en una costilla,
y me falla una rodilla
porque padezco de artritis;
En la otra pierna flebitis,
en el cuerpo comezón,
y se me encoge un tendón
que el cuello me pone tieso.
Y a pesar de todo eso
¡me siento como un cañón!
Si cuenta no quiero darme
de que mi rostro está viejo,
al pasar por un espejo
yo trato de no mirarme;
Mas aunque quiera engañarme,
mi cara es un acordeón
mi cuerpo es un salazón,
pero lucho por vivir.
Y les quiero repetir
¡me siento como un cañón!